Enterrado vivo

El viernes se estrenó con gran éxito de crítica y público la película Buried (Enterrado), del director español Rodrigo Cortés. La película cuenta la espeluznante historia de un hombre, padre de familia y contratista civil en Irak, que tras sufrir un secuestro, despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, teniendo en su poder únicamente un teléfono móvil y un mechero.

El tema del «enterrado vivo» ya había sido tratado en numerosas ocasiones por el cine y, sobre todo, la televisión. En La última escapada, de Alfred Hitchcock, una presidiaria aceptaba el riesgo de ser enterrada viva con el fin de evadirse de la cárcel. Y en el capítulo de C.S.I. Peligro sepulcral, rodado por Tarantino, un psicópata asesino secuestraba y enterraba vivo a un policía forense y mostraba su terrible agonía a través de una webcam.

En literatura, el más escalofriante relato acerca de este tema es, posiblemente, El entierro prematuro (1844), del estadounidense Edgar Allan Poe. Su narrador sufre catalepsia  y vive aterrorizado con la idea de ser enterrado vivo. En la biblioteca puedes leer este relato en la magnífica traducción de Julio Cortázar.  Cerramos nuestro artículo con una cita del cuento:

«Ser enterrado vivo es, fuera de toda discusión, el más terrible de los extremos que jamás haya caído en suerte al simple mortal».

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