Termina un año en el que los grandes premios literarios han recaído en poetas: la canadiense Anne Carson fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras; la estadounidense Louise Glück, con el Premio Nobel de Literatura; y el valenciano Francisco Brines es nuestro flamante Premio Cervantes. ¡Qué mejor manera de celebrar, este 16 de diciembre, Día de la Lectura en Andalucía, que leyendo sus versos! Los tres poetas comparten una gran pasión por la cultura clásica, por lo que leer sus textos nos permitirá celebrar, además del don de la poesía y el placer de la lectura, el legado artístico y cultural de Grecia y Roma.
Empezamos el recorrido por una clase de latín: aquella en la que la protagonista de La belleza del marido, de Anne Carson, conocería al que sería su marido. ¿Puede el deseo despertar en medio de reflexiones gramaticales, entre citas de Tito Livio y Tácito? ¿Existen escudos ante el amor?
XI. HAZ TUS DIVISIONES DE ACUERDO CON LAS ARTICULACIONES NATURALES DE LA FORMA LE DIJO SÓCRATES A FEDRO CUANDO ESTABAN DISECCIONANDO UN DISCURSO SOBRE EL AMOR
Por qué la naturaleza me entregó esta criatura; no digáis que lo elegí
sino que me aventuré:
por cierta pura gravedad de la propia existencia,
¡una conspiración del ser!
Éramos quince.
Era en clase de latín, primavera tardía, al final de la tarde, perifrástica pasiva,
por alguna razón me giré en mi sitio
y ahí estaba él.
Ya sabes dicen que un carnicero zen hace un solo corte preciso y el buey entero se derrumba
como un puzle. Sí un tópico
y no pido perdón porque como digo yo no tuve la culpa, estaba sin escudo
cara a cara con la existencia
y la existencia depende de la belleza.
Al final.
La existencia no parará
hasta que alcance la belleza y entonces ahí seguirá con todas las consecuencias hasta el final.
Inútil interponer análisis
o hacer sugerencias contrafácticas.
Quid enim futurum fuit si… Qué hubiera ocurrido si, etc.
La voz del profesor de latín
subía y bajaba en suaves oleadas. Una perifrástica pasiva
puede ocupar el lugar del imperfecto o del subjuntivo pluscuamperfecto
en una situación contraria a los hechos.
Adeo parata seditio fuit
ut Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis timuissent.

Tan avanzada estaba la conspiración
que hubieran podido capturar a Otón si no hubieran temido los peligros de la noche.
¡Por qué conservo
esta frase en la memoria
como si hubieran pasado tres horas y no treinta años!
Sin escudo aún, de noche ya.
Cuánta razón tenían de temer sus peligros.
En el canto X de La Odisea, de Homero, se cuenta cómo el héroe griego Odiseo (Ulises) y su tripulación, en su accidentado viaje de regreso a su patria, tras la guerra de Troya, llegan a la isla de Eea. Allí, la maga Circe convierte a los compañeros de Odiseo en cerdos. Con el auxilio de Hermes, el dios mensajero, Odiseo consigue inmunizarse ante los hechizos de la maga, que devuelve a sus prisioneros su forma humana. Circe, enamorada de Odiseo, lo retiene en su isla todo un año y, luego, lo deja marchar. En su poema “El poder de Circe”, la estadounidense Louise Glück reescribe la historia dando voz a la maga. La historia, desde la perspectiva de una mujer de “corazón pragmático”, resulta bastante diferente.
EL PODER DE CIRCE
Jamás convertí a nadie en cerdo.
Algunas personas ya son cerdos; yo hago
que lo parezcan.
Estoy harta de tu mundo
que permite que lo exterior disfrace lo interior. Tus hombres no eran malos;
una vida sin disciplina
los hizo así. Como cerdos;
bajo mi cuidado,
y el de mis damas,
llegaron a dulcificarse.
Entonces revertí el hechizo, para mostrarte tanto mi bondad
como mi poder. Veía
que podríamos ser felices aquí,
como lo son los hombres y las mujeres
cuando sus necesidades son simples. Al mismo tiempo
vislumbré tu partida,
tus hombres, con mi ayuda, afrontando
los embates del clamoroso mar. ¿Piensas
que me perturban unas pocas lágrimas? Amigo mío,
toda hechicera tiene
un corazón pragmático; no ve lo esencial quien no puede
afrontar las limitaciones. Si solo hubiera querido retenerte,
te hubiera mantenido prisionero.
En pleno Romanticismo, el poeta inglés John Keats puso de moda, con su “Oda a una urna griega”, la meditación sobre cuestiones esenciales al ser humano a través de la écfrasis o descripción de obras artísticas de la Antigüedad. A esa tradición pertenece este poema de Francisco Brines, donde se reflexiona sobre el mito de la inmortalidad. En las estelas griegas, es habitual representar la muerte de un miembro de la familia como una despedida familiar.

ESTELA GRIEGA
En esta despedida familiar
pesa, sobre los ojos de la joven,
una cerrada niebla,
el sopor de la muerte. Mas serena,
hacia el mudo país del aire negro,
ella avanza. Su tierna edad, fijada
con amor en la piedra, aún perdura
como el último engaño de la vida.
(Vasto es el reino que la acoge, y frío.)
Mira la estela silencioso el hombre:
es solo de los vivos el deseo
de la inmortalidad.